lunes, 4 de mayo de 2015



Paglianati 


Con una espantosa risa rompió el silencio de la oscuridad aquel payaso escondido a plena vista entre el blanco y negro de su rostro, cruzado con la sangre de una sonrisa.
-¿Que buscas pequeño infante?
Dijo solamente el imponente cumulo de telas, mientras acomodaba su acordeón [click en la palabra acordeón para escuchar la melodía del relato] esperando una respuesta del joven quien no parecía temer.
-¡Te traje vino!
Grito rápidamente el adolecente, disimulando el temblor en sus palabras, mientras el payaso comenzaba a tocar una melodía que no pertenecía al mundo de los vivos.
-Eso es en una mano
Dijo con una certera mirada, a lo cual el joven no tardo en entregar respuesta con clara ironía en sus palabras
-Una copa sucia en la otra para ti, pan sin fecha en mis bolsillos de albañil, un abridor para el vino en mi zapato de perejil
El payaso rio con estrepito una vez más, inundando el lugar con tenues luces que encendían al tacto de aquel sonido, mientras replicaba una vez más.
-El miedo perdido ya está puedo ver en tus palabras y oír en tu mirar, pero el vino solo no se abrirá
El hombre en movimientos calmados y determinados coloco una rodilla en el piso, mientras la copa se acomodaba y el abridor sacaba.
-¿Cómo se llama la copa joven intrépido?
Escucho el adulto cual susurro en su oído, manteniendo la calma mientras la botella de vino abría y servía.
-La copa esta vieja payaso, y nombre ya no le queda
Replico también con susurros mientras alzaba la copa
-¿Es entonces el vino quien viene con un nombre?
Pregunto el payaso mientras tomaba la copa con el sombrero sin dejar de crear melodía alguna de su instrumento.
-El vino es robado, y no etiquetado, mi buen músico de lágrimas inoculadas
Respondió mientras hacía suave reverencia buscando el pan en sus bolsillos.
-Sabe a muerte, y deja vida
Respondió el payaso luego de beber largamente de la sucia copa arrojándola a la eternidad mientras el anciano levantaba sus brazos entregando el alimento al sonriente portero, quien de sus manos lo consumía y respondía.
-Pues ya he tomado todo de ti, suspiro de vida, dime cual es el nombre y te entregare su vida
Una tos seca resonaba en el lugar mientras el anciano respondía y caía sin tiempo de dudar
-Es mi nombre el que quiero recuperar payaso, dame mi vida una vez más y cuando sea el tiempo volveré con más de aquel vino y pan.
-¡Tú insolencia no se tolerara más!
Respondía ofendido el payaso mientras en el piso el niño se acomodaba los zapatos
-Llegara el momento.
Respondió el niño mientras se marchaba y la risa del payaso finalmente se apagaba, las luces del lugar se dormían otra temporada con el llanto del aquel payaso quien su música nunca abandonaba.


Jesús Todemun

1 comentario:

  1. Es un tipo, que seduce a la muerte con diversas cosas parte de él. El vino es la sangre, el pan es el cuerpo, la copa es el recipiente, y la suciedad los pecados. La muerte lo consume todo pensando que él le está entregando la vida de alguien (o pidiendo), sin embargo el joven lo que hace es entregarle/pedirle su propia vida y la muerte no puede hacer más que cumplir su palabra y entregarla su vida permitiéndole vivir una vez más, o al menos eso veo yo

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