Atrapada
-¿qué estás haciendo?
+una máquina para saber a dónde vamos después de morir
-pero para eso puedes traer un autrochakman
+no, ellos solo saben cómo estas los muertos, que no podemos
ver, nunca saben dónde están
-¿y para que quieres eso?
+imagina las posibilidades de saber dónde vamos al morir,
eso implicaría que podríamos descubrir tal vez dimensiones nuevas, o llevar al descanso
a aquellos que no pueden por si solos
-¿no te basta con la dimensión en la que vivimos? o ¿es que
ya no me quieres aquí?
+¿acaso no te gustaría tener el descanso eterno que mereces?
-soy feliz a tu lado, sin importar nada
+pues yo no creo que eso este bien
-¿ya no me amas?
+claro que te amo, te amo desde el primer momento en el que
te vi y lo sabes, y es por ese amor que ya no puedo soportar más verte atrapada
aquí.
-comprendo
Dijo con un susurro mientras se desvanecía
+por favor, sabes que esa tampoco es la solución, que no te
vea no significa que dejas de estar atrapada aquí...
el silencio se volvió incomodo,
pero sabía que ella no volvería al menos en un par de días, el tiempo para los etéreos
era complejo, un pestañar en sus existencias podían ser días para nosotros, sin
embargo debía mantenerme firme, mantener mis convicciones sin importar nada,
todo lo que ahora hacia, lo hacía por ella, por su bien, por su libertad, suelo
repetir la historia en mi mente una y otra vez para saber que lo que hago es lo
correcto, 1 de abril del 2015, hacíamos el amor como cualquier otra mañana,
aunque notoriamente más eufóricos de lo habitual, esa tarde el registro civil
nos esperaba para ser marido y mujer, nos duchamos juntos, después de acabar,
nos vestimos el uno al otro, y desayunábamos nuestras tostadas especiales, nada
nos podía separar, nada nos podía dañar, juntos éramos invencibles, o eso creíamos,
sin sospechar nada nos subimos al auto, nuestras familias nos esperaban, todos éramos
felices, la vida nos sonreía, pero fue en ese momento, cuando todo estaba
listo, cuando ella simplemente confirmaría nuestro amor, que el caos se desato,
nunca he comprendido los fanatismos, y nunca me pudieron agradar, ahora incluso
sé que los odio, ya que después de ver esas mujeres entrar, gritar su odio
contra los hombres, y arremeter contra nuestra felicidad, "que el
matrimonio es arcaico decían", "que las argollas son suicidio"
gritaban, se arrojaron sobre nosotros sin piedad, incrustaron sus puñales en mi
espalda mientras trataba de defender a mi amada, me dieron por muerto cuando caí
al piso, y mientras caía, con la última gota de conciencia en mi ser, vi cómo
le cortaban la mano, tratando de tomar su argolla, vi cómo le cortaban el cuello,
tratando de tomar su libertad desperté unos meses después, mi última y primera
imagen fue la de mi amada, no podía soportar no tenerla más a mi lado y a pesar
de las advertencias rogué a los dioses de Cizemun que me dejaran verle una vez más,
o me llevaran junto a ella, pero ellos cumplieron con mi primera petición, y me
devolvieron a mi amada, sin embargo no era más que su alma, su alma perdida que
por mi culpa está atrapada aquí, y que a toda costa liberare, terminare mi
nave, terminare esta esfera, y cuando lo haga, la llevare a su descanso eterno,
terminare los cálculos, podre entrar en lo etéreo sin problemas, sé que poder
llevarla al más allá, no importa cuánto me tome, no importa en cuantos fragmentos
deba dividir mi alma para probar su efectividad, si debo sacrificarme por ella,
lo hare, hare todo lo que pueda sin importar las consecuencias, terminare la
esfera, me sentare en ella, y recorreré cualquier dimensión que sea necesaria para
salvarla, debo… salvarla… debo… debo… salvarla.
Jesús Todemun