viernes, 11 de septiembre de 2015



Morir en verano

Morir en verano no es sencillo en especial cuando eres un animal, aunque si tienes dueño las cosas pueden llegar a ser más simples, puede que te pongan a dormir de manera tranquila cuando las cosas se complican, si tienen dinero y además te quieren lo suficiente, puede que incluso te den un lugar especial donde sepultar tus restos con lapida e incluso hasta un féretro incluido, como si fueras un verdadero miembro más de aquella familia, algunos tienen menos recursos, y simplemente te entierran en alguna tierra lejana donde jamás volverán a visitar tus restos, pero te permiten descansar tranquilamente, otros tal vez solo te ponen a dormir porque les molesta tu sufrimiento, y se les agradece bastante el hacer este momento más acotado, tus restos son dejados dentro de varias bolsas negras plásticas como si ahora fueras otro montón de basura para luego ser arrojado en algún cumulo de porquería a esperar que un camión tome tus restos introduciéndolos junto a tal vez mas de tus hermanos en la misma situación, para ser machacados en aquellos metales fríos con olores putrefactos para finalmente terminar en algún lugar que donde sea que pongas tu mirada estarás viendo nada más que basura, aun así, no es un final tan terrible como para aquellos que no somos más que hijos de la calle, sin nadie que nos cuide o alimente de manera regular, buscando conformarnos con techos temporales durante las épocas de lluvia o fríos extremos, a algunos les toca la fortuna de encontrar algún alma caritativa que les abrigue un poco durante los inviernos, otros encuentran personas que suelen darles algo de agua o comida, un alivio enorme cuando sueles no tener un rumbo estable, pero cuando eres un hijo de la ruta, nada de esto importa lo suficiente, pues todos sabemos que nuestro final podría estar a la vuelta de la esquina, a veces por imprudencias nuestras, o de los humanos, sea quien sea el culpable, el resultado siempre es el mismo, nuestra muerte. Morir en verano no es algo lindo, en especial cuando tu vida vale tan poco para el resto del mundo, algunos somos atropellados en mitad de la ruta, donde incluso una vez muertos, somos aplastados una y otra vez, donde al calor de aquella estación mezclado con la velocidad de los vehículos y el asfalto, esparciendo nuestros restos por quien sabe cuántos lugares diferentes, algunos tienen más suerte, y son retirados de la carretera, tal vez es simplemente para no estorbar, sin embargo, el destino es similar, los cuerpos comienzan su rápida putrefacción debido al intenso calor, y las miradas se clavan en aquellos restos, con intenso asco, de igual manera que cuando posean aun vida, pero con una mayor hipocresía, pues una vez muertos, saben que no harán nada por nuestros restos, pero suelen quejarse de la irresponsabilidad de sus pares humanos, a pesar que al momento de estar vivos, estos mismos seres, fueron quienes nos miraron y no hicieron nada, como así también, fueron quienes nos miraron, y decidieron acabar con nuestras vidas, pero no de aquella manera romántica como lo haría un dueño de buenos recursos, si no de aquella manera despiadada entregada por el choque y la velocidad de un vehículo desconocido, finalmente volvemos a ser lo que fuimos desde un principio, un estorbo a la orilla de la carretera el cual nadie está dispuesto a ver hasta que es demasiado tarde.

Jesús Todemun