La Maquinaria
Encontré nuestros cuerpos apilados dentro de una
montaña de cadáveres, donde al ver mis ojos sin vida me preguntaba confundido
que hacíamos allí, sin embargo una parte de mi sabía que mi cuerpo pertenecía a
ese lugar, sabía que aquel era mi destino desde el momento en el que inicio
todo, pero... ¿Y mis compañeros? ellos no merecían aquel trato, ellos no
merecían aquel final, mi mente daba vueltas con estos estruendosos pensamientos
donde las conclusiones no eran más que horrendas desilusiones. Es acaso que la
maquinaria de vida y la muerte, aquella que decide nuestros caminos ¿no ve
realmente lo que merecemos? sino más bien su mera existencia no es más que solo
una excusa llena de trucos baratos para entregarnos aquella ilusión de decisión,
donde optamos por la esperanza al pensar que podremos triunfar a pesar de ser
quienes somos, así como las moscas revolotean en mi mirar a sabiendas que su
vida es efímera en tiempo y que con un simple movimiento de mi ser, ellas
podrían ya estar muertas, ¿Es acaso que no somos más que moscas tentando
nuestros ya sellados destinos?, tomo asiento ya más tranquilo a un costado de
mi cadáver fresco y aun colorido, visualizando y pensando que no somos más que
un instrumento, o incluso tal vez una simple y reemplazable pieza más en esta
maquinaria de vida y muerte la cual a pesar de todas sus propagandas, sobre la
vida, no es más que solo la muerte misma... "no es más que solo la muerte
misma" me repito una y otra vez acariciando el cabello cada vez más seco de
mi cada vez menos colorido cuerpo sin vida el cual me mira confundido sin
comprender mi pena hacia él, sin comprender mi horrenda frustración, tratando
de entregarme sus mejores y más grotescas palabras de aliento a través de su ya
pútrida sonrisa, "ambos sabíamos que esto iba a suceder" me dice
mientras un pequeño gusano atraviesa mi antiguo existir, "lo sé" le
respondo mientras una última lagrima abandona mi renovado ser, "lo
sé" repito mientras una vez más me pongo en pie, "lo sé" murmuro
finalmente mientras veo el alba llegar a aquellos cansados pies, y es allí
cuando perdido en el mirar de aquella luz tibia de amanecer, que el resoplar de
la vida me recuerda que es lo que debo hacer, y camino una vez más en su
infinita dirección buscando un nuevo comienzo con forzados ánimos y emoción
mientras me despido del ahora polvo de mi antiguo cuerpo aquel que abandona
finalmente la ahora vieja y angustiante desolación, aquella que no será en mi
futuro más que un recuerdo de un momento de locura y pasión uno que
probablemente repetiré con mayor locura y emoción o incluso tal vez solo lo
haga de manera necia y sin comprensión como aquella mosca que muere ahora entre
mis manos sin ningún amor.