Exterior
Ella llego una mañana, reclamando mi
encierro, escupiendo palabras de odio ante mi negativa al mundo exterior, y yo
no hice más que reír, pues ella no comprendía cuanto yo amaba aquel mundo que allí
afuera existía, pero para su mala fortuna, no era el mismo mundo que ella conocía,
mi mundo era otro, una más real, uno menos banal, uno donde las personas salen
porque desean realmente pasear, y pues así ante su atónita mirada de
incertidumbre respondí:
Mujer, lo que tú no comprendes es que
yo no detesto salir, lo que detesto es el día, este mundo antes de la penumbra
no me parece más que una utópica irrealidad, un mundo sacado de un cuento de
hadas, plagado de zombies sin cerebro obligados a sonreír constantemente,
caminando de un lado a otro balbuceando “dinero dinero” en vez de “cerebros
cerebros” olvidando los pensamientos críticos o reflexivos de la vida, olvidándose
incluso a sí mismos atrapados en un constante vaivén de sórdida perdición que
adormece el alma en cada palpitar, lo que detesto amada mía, son esas mañanas
floridas, donde las personas sonríen a la vida, sin pensar en el mañana, sin
pensar siquiera en nada, son cuencos vacíos que siguen sus obligaciones de
seres humanos, esas donde les dicen a qué hora levantarse, a qué hora
acostarse, cuanto, cuando y como pueden beber, ¿habrá alguno de tus sonrientes
consortes de la mañana, probado la dicha de desayunar un agua ardiente para
lavar los dientes? ¿Habrá alguna de esas mujeres llenas de chismes mañaneros
probado la delicia del sexo grotesco y duradero? ¿Cuántos de esos que se hacen
llamar personas, habrán disfrutado realmente su mañana para tener tales
sonrisas en sus caras? No querida mía… a ese mundo de mentiras yo no voy, déjame
con mi noche y mis demonios, al menos estos son sinceros en sus deseos, son
sinceros en su mirar, en su odiar, en su amar, deja que me esconda de ese mundo
de cinismo, pues con pesar te revelo mi verdad, esa en la que odio tu mundo, y
solo te deseo para fornicar, espero no llores con mi verdad, ¡pero conmigo las
mentiras no van! Ahora te invito a pasar, a quedarte en mi cama y esperar,
dormiremos por horas hasta que la luz se esconda en otro lugar y cuando
despertemos querida mía… te mostrare la verdadera felicidad, te mostrare una
sonrisa de verdadera bondad.