sábado, 11 de abril de 2015



Un Real Espejismo



La luz es tenue, solo entregada por unas sencillas velas en el lugar, donde casi no hay luz directa excepto aquella que jamás abandona tu mirar, aun así es en esa oscuridad que tu sonrisa se siente nunca acabar. El suave vestido que lleva tu cuerpo cambia de colores según el movimiento, incluso a pesar de no necesitarlos pues es transparente, como la luz en lugar, en el tu cuerpo se mueve al ritmo que tus manos danzan en el aire, con vueltas tan tranquilas, que puedes verlas lentas, pero veloces, casi como si no sucedieran, aun así sabes que están allí, y es con ellas que te acercas de a poco a mi confusión, tu rostro, tu sonrisa y tu mirada, ahora se posan sobre mi ser que absorto en tu imponente presencia que solo sabe sonreír tímidamente, con ello te ríes de mi ingenuidad y comienzas a jugar, las telas comienzan a caer, poco a poco desapareciendo, transformándose en los diversos elementos, siendo así agua mientras caen, volviéndose cristales al chocar en el piso y terminando como simples nubes de colores que comienzan a cubrir una vez más tu cuerpo que no deja de moverse de un lugar a otro dejando tu sombra atrás quien te acompaña en el ritmo de tu danzar a quien también sonríes, pues sabes que siempre te acompañara y es allí que lentamente comienzan a ser un solo ser, entrando en la oscuridad, desapareciendo poco a poco, dejando solo que se queden allí los sonidos de su inaudible sonrisa  y un beso que has dejado en aquel viajero que no comprende lo que ha visto, pero sabe que comprende lo que ha sentido.


Jesús Todemun

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