Un Real Espejismo
La luz es tenue, solo entregada por
unas sencillas velas en el lugar, donde casi no hay luz directa excepto aquella
que jamás abandona tu mirar, aun así es en esa oscuridad que tu sonrisa se
siente nunca acabar. El suave vestido que lleva tu cuerpo cambia de colores según
el movimiento, incluso a pesar de no necesitarlos pues es transparente, como la
luz en lugar, en el tu cuerpo se mueve al ritmo que tus manos danzan en el
aire, con vueltas tan tranquilas, que puedes verlas lentas, pero veloces, casi
como si no sucedieran, aun así sabes que están allí, y es con ellas que te
acercas de a poco a mi confusión, tu rostro, tu sonrisa y tu mirada, ahora se
posan sobre mi ser que absorto en tu imponente presencia que solo sabe sonreír tímidamente,
con ello te ríes de mi ingenuidad y comienzas a jugar, las telas comienzan a
caer, poco a poco desapareciendo, transformándose en los diversos elementos, siendo
así agua mientras caen, volviéndose cristales al chocar en el piso y terminando
como simples nubes de colores que comienzan a cubrir una vez más tu cuerpo que
no deja de moverse de un lugar a otro dejando tu sombra atrás quien te acompaña
en el ritmo de tu danzar a quien también sonríes, pues sabes que siempre te
acompañara y es allí que lentamente comienzan a ser un solo ser, entrando en la
oscuridad, desapareciendo poco a poco, dejando solo que se queden allí los
sonidos de su inaudible sonrisa y un
beso que has dejado en aquel viajero que no comprende lo que ha visto, pero
sabe que comprende lo que ha sentido.
Jesús Todemun
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