Camilita
Siempre he gustado de no hablar del tema, es delicado para mí, pero una
vez al mes abro mi corazón a estas cosas, mi historia es en realidad sencilla,
es según lo que aprendí, la más común, yo era un padre de familia, con buen
trabajo, buena señora, y una hija que iluminaba mi vida, ella era todo para mí,
tenía 6 años, recién aprendía un poco de la vida, a esa edad nada importa, todo
es sonrisas y felicidad, llevaba 8 años de casado con un verdadero ángel,
termine mis estudios cuando mi hija estaba por nacer, cuando ella tenía un
añito, yo ya tenía título en mano y gracias a Dios estaba ejerciendo mi
profesión en un buen colegio, la historia y la pedagogía siempre me
apasionaron, así que era todo perfecto para mí, tenía trabajo, una hermosa hija
y una esposa incondicional, hasta ahí todo bien, un día me llamaron al trabajo,
cosa realmente inusual, era mi señora para decirme que estaba en el hospital,
que nuestra hija estaba en cirugía, el corazón se me paro por unos instantes,
deje todo botado y salí a ver como se encontraba, cuando llegue ahí, mi señora
lloraba mares y con dificultad logre entender lo que sucedía, Camilita se había
caído por una escalera tratando de alcanzar a un profesor, en la caída, se
partió su pequeña y delicada cabecita, perdió demasiada sangre antes de llegar
al hospital y su probabilidad de sobrevivir no era más de un 10% decía mi mujer
entre gritos, cuando finalmente llego el doctor, solo nos miraba fijamente,
podía ver el horror en nuestros ojos, y nosotros podíamos ver en su rostro la
terrible respuesta que no estábamos dispuestos a aceptar, ese día simplemente
me fui del lugar en un estado de inconciencia, la verdad es que no supe cómo o
cuando llegue a mi casa, pero cuando sentía que tenía algo de conciencia y
recordaba todo lo que había sucedido, simplemente no quería estar ahí, tome del
pequeño mini bar que teníamos una botella de wiski, me la tome como si fuera
agua, para desaparecer una vez más, cuando recobrara la conciencia bebía lo que
tuviera cerca, no asistí al velorio de mi propia hija, ni a su funeral, ni
siquiera me asome en el entierro, a pesar de todo, mi esposa nunca me dijo
algo, ella era ahora más fuerte que yo, y pasadas unas semanas, yo ya no era ni
la sombra de lo que alguna vez fui, no sabía nada de lo que sucedía a mi
alrededor, me despertaba en cualquier lugar a cualquier hora, y solo tenía
conciencia para comprar más licor y seguir bebiendo, pasados un par de meses desperté
un día entre los brazos de alguien, mi cuerpo no reaccionaba bien, ya estaba
algo desnutrido y podrido, trate de pedirle a la persona que me tenía entre sus
brazos que por favor me matara si es que quería algo de mí, porque yo ya no tenía
nada, de pronto comenzó a escuchar un llanto, y tristemente pude reconocerlo,
era el llanto de la que alguna vez fue mi esposa, me acariciaba la cabeza,
entre su llanto, y besaba mi sucia frente, comenzó a moverse poco a poco, y su
llanto fue cesando luego de un rato, cuando termino de llorar, me apretó muy
fuerte entre sus brazos, y me puso de pie, me subió a un auto y me llevo a la
que en algún momento fue mi casa, yo no quería entrar, pero no tenía fuerzas
para resistirme, me llevo a la ducha y me limpio con total amor y tranquilidad,
me ayudo a vestir y me dio algo de comer, en ningún momento dijo una sola
palabra, me volvió a meter al auto y me llevo a un lugar alejado de la ciudad,
me ingreso en una clínica privada y me dejo en un grupo de AA, me visitaba
todos los días, pero nunca decía nada, yo recobre mi fuerza, mi vitalidad, poco
a poco, me recuperaba a mí mismo, y mi ángel, nunca me dejaba de visitar,
cuando termine el periodo, ya estaba mejor, ya era yo una vez más, y aunque una
pena enorme llenaba mi corazón, aún tenía el amor de mi mujer para seguir
adelante, con dificultad, volví a trabajar, y a vivir mi vida con la mayor
normalidad posible, mi señora, no hablo en mucho tiempo, un día paso por mí al
trabajo, y me llevo en el auto al cementerio, tenía el corazón en la mano, pero
no podía dar vuelta atrás, cuando estuvimos frente a la tumba de Camilita, mi
señora, comenzó a cantar, llevaba casi un año sin escuchar su voz, y comenzó a
llorar, fue lo más hermoso que podía pedir en mi nueva vida, cantaba canciones
de cuna, y se sentó en la tumba de nuestra hija para abrazarme, yo estaba en el
piso, sobre mis rodillas completamente destruido, ella me beso la cabeza y solo
me susurro "ya paso", ese día volvimos a casa en silencio, al día
siguiente, ella me despertó con desayuno y una charla muy divertida sobre algo
que leyó en el diario, y allí, me di cuenta, que a pesar de toda la pena, aun
tenia a un ángel a mi lado, aun, no podemos concebir otro tesoro, pero vivimos
nuestra vida lo mejor posible día a día, cada domingo vamos al cementerio y
pasamos horas en la tumba de Camilita, mientras yo, la limpio y cambio flores,
mi ángel canta sus canciones, fue difícil, pero juntos pudimos superarlo.
Jesús Todemun
Esto es parte de un proyecto llamado “Relatos de Muertes,
delirios y alcohol” que esperamos salga a la luz pronto espero lo disfruten.
..."esperamos salga a la luz pronto"... ¿Por qué el plural? ¿son varios los contribuyentes? Saludos!
ResponderBorrarS.
es la idea, quieres participar ?
BorrarPor el momento no puedo, pero muuchas gracias por la invitación. Excelente texto, a todo esto.
BorrarMuy humana, me sorprendio, capto mi atencion y logro emocionarme, te felicito.
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