Como un gato infeliz
Y de pronto
se comenzó a reír, nos hacíamos bien cuando estábamos juntos, era lindo, era
tranquilo, y en el fondo yo sabía que incluso era amor, pero no me atrevía a
decir nada, ni siquiera a besarla o incluso a simplemente abrazarla, pero sabía
en mi corazón que hoy sería un día especial. Ella tenía unos años menos que yo,
y llevaba una vida de pareja estable, sin embargo esa estabilidad, era solo una
ilusión, no era más que una sirvienta para su pareja, quien poco y nada le hacía
sentir mujer, es cierto que yo ansiaba poder hacerla sentir como una verdadera
mujer, tenerla entre mis brazos y hacerla feliz, pero también tenía que
entender su situación, sabía que cualquier acto de amor entre nosotros, no sería
más que un problema para ella, me cuestionaba cada vez que nos despedíamos, los
porqué de esta cobardía de no tomarnos y huir a un mundo mejor, pero todo eso
no importaba cada vez que ella reía como lo hacía ahora, yo solo la miraba
fijamente y de vez en cuando también reía con sus cosas, sin embargo las risas
duraban poco, los encuentros también, y ahora después de una buen momento ya
era su hora de marchar, la tome, y la abrase como nunca lo había hecho, ella me
apretó muy fuerte y su aroma me conquistaba en cada agitada respiración que mi cuerpo
producía, hasta que súbitamente me soltó, y se dio la media vuelta para
marcharse, pero no hoy, hoy era un día especial, la tome de brazo con fuerza y
la bese tan apasionadamente como mis nervios me permitían, luego de unos
momentos, ella se apartó, y mientras lloraba pronuncio ¿Por qué has tardado
tanto?, yo solo me pude reír, y secar sus lágrimas, ese día ella no se fue, se quedó
a mi lado, finalmente la pude hacer mi mujer y me sentía orgulloso de estar allí
desnudos en la cama besando su cuerpo con suavidad, pero mientras más la
besaba, más horas pasaban y su silencio más profundo se volvía, en un instante
entre al baño, y cuando Salí, ella ya no estaba, solo dejo una pequeña nota con
tres simples palabras “gracias y adiós”, pensé que jamás la volvería a ver, y
que equivocado estaba, pues volvió a mi casa cada semana, cada vez más, hasta
que un día, ella ya no tenía que volver, pues ya no se te tenía que ir, sin
embargo, ya no era la misma mujer, sus silencios eran cada vez más largos, y
sus cigarros duraban cada vez menos, un día me dijo que tenía miedo y mientras
lloraba me pedía hacer el amor, que eso la haría feliz, fue agresiva, fue
tortuoso, ella solo se quería desahogar incluso con el tiempo me di cuenta, que
tal vez se quería despedir, luego de unas horas, se vistió, y se marchó, esta
vez, ella nunca volvió, nunca más supe de ella, nunca más la volví a ver, solo me dejo su recuerdo, y un amor infeliz,
fue una historia fugaz, pero al menos por un tiempo en mi vida, la pude tener.
Jesús Todemun
A mí me pasó algo parecido. Y al principio, te juro, traté de pensar así, ¡gracias por haberme dado esta oportunidad, vida!, pero después vino otra etapa, ¡maldita vida que me abrió los ojos!, después..., bueno, después simplemente dudo de que haya ocurrido... tal vez lo leí. Seguiré soñando a ver si me pasa otra vez.
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