lunes, 2 de enero de 2017

Amada enemiga


En mi mundo, me advierto al vino, pues entre el o ella y yo, habrá una guerra sin igual, una en la que no habrá ganadores, sino más bien, puros perdedores, ella o el morirá, caerá en combate, su sangre derramara, yo la beberé, pues es mi enemiga aquella botella de obscuro color. Noche tras noche he de luchar, y de este modo, cada noche seré un enemigo singular, cada noche quedare destruido y vencido por mi par, aquel vino que sin sexo puede ir a donde quiera sin pensar, oh amado enemigo ¿qué sería mi vida sin tu castigo? Tal vez no más que miseria en sobriedad, aquella que detesto, hasta que te abrazo y de ella no sé más, pero no me mal intérpretes, pues, aunque te amé eres mi enemiga y de eso jamás debes dudar, pues me destruyes, y me quitas la vida día tras día sin parar, porque, aunque a algunos se enojen, esa es la vida que elijo disfrutar, una vida llena de batallas y nada de sobriedad, una vida que es solo vida, si la miras con mis ojos antes de llorar, pues después de mis lágrimas, solo queda obscuridad.


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